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13 noviembre 2007

LA DEMOCRACIA NO PUEDE DESVINCULARSE DE LA FORMA EN QUE SE CONCIBE EL PODER

El reciente episodio entre el “presidente” Hugo Chávez y el “rey” Juan Carlos ha desatado una serie de discusiones menores y mayores. La que me parece más relevante y universal es aquella en que, a mi juicio, estos dos polos se juntan, a saber:

La forma de concebir el poder, o dicho de otra forma, el fin justifica los medios.

Por su parte el señor Juan Carlos de Borbón representa con claridad la contradicción entre el poder mal concebido y bien utilizado. En la España del siglo XXI cuesta entender el cariño y la necesidad que el cargo de Rey puede representar para su pueblo. En términos prácticos se entiende que su figura es más decorativa que representativa, se le respeta por su “talante democrático” demostrado en los inicios de la transición española en momentos difíciles para su país. Esto en resumen habla de un cariño y respeto por la persona.

Pero esto, que es muy comprensible, no debiera ocultar el hecho profundo que un país desarrollado depende de un medio antidemocrático, como es cualquier tipo de monarquía, para sostener su unidad política como estado plurinacional. El poder del señor Juan Carlos, representativo o decorativo, proviene del dictador Francisco Franco y el hecho que lo haya bien utilizado no lo legitima, menos aún legitima su transferencia a sus hijos y nietos. Imaginemos por un momento el escándalo que representaría en Chile mantener al mejor de los chilenos y a toda su descendencia ad eternum.

Por otra parte el señor Hugo Chávez es la misma contradicción en el sentido inverso. Goza de un poder legítimo, pero lo utiliza para perpetuarse. No quiero entrar en la discusión de si Venezuela y el sueño bolivariano se lograrán con Hugo Chávez, supongamos que todo lo que hace es correcto para su pueblo y su entorno, esto no le da el derecho a perpetuarse. Este sentido mesiánico de la revolución que no puede detenerse ni consensuarse ni delegarse, es la misma razón que podrían esgrimir Pinochet y sus admiradores. El sueño democrático no puede alcanzarse mediante un poder antidemocrático.

En resumen los señores Juan Carlos de Borbón y Hugo Chávez son distintas caras de la misma concepción antidemocrática del poder.

1 opinantes:

Unknown dijo...

y la democracia es un fin en si mismo?.....Chavez está en Venezuela a pesar de la domocracia y como producto de años de democracia mal administrada.....